¿Te gustaría aumentar tu productividad pero a la vez te preocupa descuidar diferentes áreas de tu vida en el camino hacia el éxito?
Es totalmente normal sentir frustración al pensar en los «sacrificios» que debemos hacer para aumentar nuestra productividad y/o nuestros ingresos.
Pero déjame contarte un secreto: la realidad es que muchas veces son nuestros propios paradigmas los que nos detienen.
Debemos entender que nuestras creencias y pensamientos desempeñan un papel fundamental en cómo percibimos y enfrentamos la realidad.
En este artículo, descubrirás algunas reglas de productividad y finanzas personales que te permitirán adoptar una nueva perspectiva y mejorar tu relación con el dinero, sin perder de vista otros roles importantes en tu vida.
Sigue leyendo y descubre estas valiosas reglas que te guiarán hacia una vida más productiva, sin renunciar a lo que realmente te importa.
Regla #1: El dinero por si mismo no es la solución
El dinero no es más que una herramienta que nos ayuda a conseguir nuestros objetivos y deseos personales. Centrarnos únicamente en ahorrar más dinero sin tener un propósito claro es lo que hace entrar en la famosa ‘carrera de la rata‘.
Mantenernos ocupados tratando de ganar más dinero, sin reflexionar sobre el por qué y en qué queremos utilizarlo, nos hace entrar a un círculo vicioso de acciones sin sentido.
Si bien el dinero desempeña un papel fundamental en nuestra vida, nunca debe convertirse en un fin en sí mismo. Es importante tener objetivos claros y valores bien definidos para que nos guíen en el uso inteligente y significativo de nuestros recursos financieros.
Regla #2: Enfócate en los ingresos relativos, no en los absolutos.
Se entiende por ingresos absolutos al monto total de dinero que nos ingresa a nuestra cuenta bancaria por nuestro trabajo. Por otro lado, los ingresos relativos son aquellos que, además del monto total, tiene en cuenta otra variable: el tiempo.
Veamos un ejemplo, Juan trabaja 40 horas semanales, aproximadamente 160 horas mensuales, y gana €2.000. Por otro lado, tenemos a María que tiene un ingreso €1.700 trabajando 120 horas mensuales, es decir, aproximadamente 30 horas semanales. ¿Quién crees que es más rico?
En términos absolutos, Juan es más rico porque ganó €300 más que María, pero si lo comparamos en términos relativos, es decir, teniendo en cuenta otra variable super importante como el tiempo, veremos lo contario:
En términos relativos, María es más rica que Juan. Si ella quisiera alcanzar los €2.000 mensuales al igual que Juan, sólo le bastaría trabajar 140 horas mensuales, es decir, 20 horas de trabajo menos. Estamos hablando de más de 2 días laborales que ella puede utilizar en otras cosas que más disfruta.
¿No sabes cuál es tu valor hora? Déjame explicarte una técnica sencilla para determinar nuestro valor por hora si trabajamos 40 horas semanales.
Un año tiene aproximadamente entre 250 a 260 días laborales, por lo tanto, teniendo en cuenta que trabajamos 8 horas por día, estamos hablando de aproximadamente 2000 horas de trabajo por año. Por lo tanto, el cálculo se vuelve bastante sencillo: toma tus ingresos anuales y divídelo en 2.000. ¡Ahí lo tienes! Veamos un ejemplo sin tener en cuenta los impuestos por simplicidad:
Al enfocarnos en los ingresos relativos, estaremos poniendo énfasis en nuestro valor por hora de trabajo, lo cual nos ayudará a entender cuántas horas necesitamos trabajar para alcanzar ciertos objetivos.
Esta mentalidad es clave a la hora de pensar en cómo aumentar nuestros ingresos. En lugar de enfocarnos únicamente en incrementar el monto total que ganamos, debemos priorizar el aumento de nuestros ingresos relativos.
Regla #3: Mantenerse ocupado no es ser productivo
Hemos caído en la trampa de creer que las personas ocupadas son automáticamente las más productivas, cuando en realidad lo realmente importante son los resultados que obtienes.
Comprendamos de una vez por todas que trabajar menos horas para alcanzar un objetivo particular no es señal de pereza, ¡es pura inteligencia! Todos anhelamos en tener más tiempo libre para disfrutar de las cosas que amamos.
Entonces, si queremos aumentar nuestra productividad, es fundamental aprender a organizarnos de manera eficiente y enfocarnos en ser verdaderamente productivos en lugar de simplemente estar ocupados.
Regla #4: No esperes el momento ideal
Esperar a que todo sea perfecto para hacer una tarea o cumplir un objetivo nos llevará a la procrastinación eterna. En consecuencia, nunca podremos alcanzar nuestras metas más deseadas.
«Para la mayoría de las cosas importantes, nunca es buen momento» – Tim Ferriss
Debemos reconocer que las condiciones nunca serán ideales. Si realmente deseas lograr un objetivo en particular, como empezar tu emprendimiento o mudarte de país, no esperes el momento perfecto. ¡Empieza ahora mismo a tomar acción y mantén tu enfoque en ese objetivo!
Regla #5: El exceso de las cosas nunca es bueno
La acumulación de objetos materiales, exceso de dinero o de tiempo no nos hará más felices. Todas las cosas en exceso se convierten en lo contrario.
Lo pensemos con el tiempo. Todos queremos tener tiempo libre para hacer lo que nos gusta, ya sea disfrutar de nuestra familia, leer un libro o ver una película. Pero si creamos un exceso de tiempo ocioso, el tiempo se convierte en nuestro peor enemigo.
¿Nunca te ha sucedido de tener demasiado tiempo libre que no sabes qué hacer? Imagínate estar así por mucho tiempo, se vuelve insoportable.
Busquemos la dosis justa para mantenernos motivados y aumentar nuestra productividad para disfrutar de las cosas que nos gustan.
Regla #6: Trabajar bajo estrés no siempre es malo
Existen dos tipos de estrés que debemos conocer:
- Distrés: Conjunto de estímulos que te debilitan y dañan la confianza en ti mismo.
- Eustrés: Estímulos de estrés sano que nos ayudan a crecer.
Bajo estos conceptos, si deseas experimentar un crecimiento real para aumentar tu productividad, debes exponerte al eustrés. Trabajar con este tipo de estrés estimula al cerebro de tal manera que nos ayudará a superar nuestros límites.
Por el contrario, evitar exponerse el distrés también es buena idea, ya que este tipo estrés nos daña psicológicamente. Un ejemplo para este caso sería el exceso de crítica destructiva o jefes ofensivos.
Si realmente deseamos crecer para lograr nuevos objetivos, debemos exponernos al eustrés y evitar el distrés en nuestra vida.
Conclusión
Muchas veces estamos sesgados por ciertas creencias y costumbres que no nos dejan crecer y alcanzar nuestro máximo potencial.
Abrirnos a nuevos paradigmas nos permite expandir nuestra visión del mundo y descubrir nuevas oportunidades.
Te animo a que incorpores estos hábitos en tu vida diaria, y si no estás seguro de cómo hacerlo, te invito a leer nuestro artículo, donde detallamos cómo convertir cualquier acción o pensamiento en un hábito.
¡No dejes que tus pensamientos te frenen a cambiar tu vida!
Excelente post!!!! Me re sirvió
Me alegro que te haya gustado Humberto! 🙂 Muchas gracias por tu comentario
Me encantó el artículo Gonza!
Me alegra que te haya gustado el artículo Andrea! Muchas gracias por tu comentario